“No
es valiente el que no tiene miedo, sino el que sabe conquistarlo” Nelson
Mandela.
El miedo,
esa emoción básica que nos acompaña desde el momento en que nacemos. Además, es
la emoción que garantiza la vida, pues su misión es preservarnos de los
peligros y amenazas garantizando nuestra supervivencia. Compartimos esa emoción
con el resto de los mamíferos. El miedo es condición para la vida.
En
el caso de los seres humanos además de la reacción de miedo antes peligros
reales, lo hacemos también ante los imaginarios dada nuestra capacidad de
anticipar mentalmente el futuro, pensar en lo que puede pasar… la complejidad
de nuestra vida mental y emocional provoca en ocasiones que el miedo se dispare ante situaciones sin
riesgo real o la respuesta sea desproporcionada ante la intensidad de la amenaza.
En esos casos hablamos de miedo patológico, que en psicología
clínica adopta diferentes denominaciones tales como fobias, pánico, ansiedad…
Las
principales causas del miedo son el aislamiento y la soledad (NoMiedo, Jericó,
P. 2006). Las dos respuestas o comportamientos que siguen al miedo son la huida
o la evitación (de las situaciones, objetos o hechos supuestamente
amenazantes).
Cuando
hablamos de desarrollo profesional en
nuestros tiempos, cuando defendemos el
desarrollo de una estrategia de personal branding, estamos
aceptando tomar la riendas de nuestra
vida profesional (y por extensión, personal), de definir nuestro sentido del éxito y de la felicidad,
de tomar decisiones y, en definitiva, asumir RIESGOS. No hay otro camino para
hacerlo, hay que enfrentarse al miedo (a la incertidumbre, a lo desconocido, a
lo inesperado, al CAMBIO…). El personal branding parte de un desafío con uno mismo, empezando por asumir y desafiar el miedo.
Pero
hay buenas noticias, no podemos ni debemos eliminar completamente el miedo, lo que sí podemos en encontrar
mecanismos que nos permitan entenderlo, aceptarlo, superarlo y avanzar en la dirección deseada. Algunas propuestas
en este sentido que creo actúan como
“antídotos” del miedo son:
-
La confianza en uno mismo: este es el pilar básico de cualquier aprendizaje y evolución
personal. Ocurre desde que somos
niños y nos enfrentamos al reto de
aprender a caminar, a montar en bici… Se produce a través
de la confianza que supone sentirnos hábiles, seguros y con conocimiento
suficiente para asumir el reto. La formación continua, el entrenamiento en
habilidades, son herramientas que nos ayudan a generar confianza en nosotros
mismos y retar al miedo.
-
La confianza en los demás: tejer una red de personas que
nos ayudan, que nos dan soporte emocional, técnico o de cualquier otra
índole nos ayuda a superar y enfrentarnos al miedo. Una estrategia de personal
branding se basa fundamentalmente en establecer una importante red de
relaciones. Añado yo, basadas fundamentalmente en la confianza y apoyo mutuo.
-
El método de las aproximaciones sucesivas. Dar pasos pequeños, sentirnos seguros de nuevo, y volver a dar otro
paso más. Alcanzar nuestros objetivos de marca personal requiere alcanzar metas intermedias, pequeños hitos que nos permiten generar seguridad para seguir
avanzando.
-
El sentido del humor. Es un signo de madurez evidente y una excelente terapia contra el
miedo (Jericó, P.2006). Tu estrategia de marca personal debe permitirte
disfrutar y divertirte con lo que haces. Cuando te ríes, no tienes miedo.
-
Autoconocimiento, misión y visión. Trabajar estos tres aspectos nos da la oportunidad de encontrar una base segura sobre la que enfrentarnos al miedo, entre otras cosas
porque reducimos la ambigüedad,
encontramos elementos de motivación,
y sobre todo, sentido a lo que
hacemos. Sabremos, entonces, los miedos
a los que tenemos que hacer frente para lograr ser lo que realmente
somos y queremos. El sentido de contribución y transcendencia mitigan el miedo y la sensación de vacío.
-
La verdad. La mentira
sostenida en el tiempo es una de
las mayores fuentes de ansiedad
en las personas. La verdad nos hace libres, rompe las cadenas del miedo,
al enfrentarnos, entre otros, a uno de los miedos más ancestrales; el miedo al
rechazo. La verdad que a veces
genera rechazo en unos, nos permite
acercarnos con autenticidad a otros que nos aceptan y nos quieren como
somos, estableciendo relaciones sanas y
profundas.
-
El AMOR. El amor a uno mismo es
condición necesaria para el amor a los demás. Lo contrario del miedo es el
AMOR. O, tal vez, dicho de otro modo “El amor es la ausencia de miedo”.
Para
ayudarte a poner nombre y apellido a tus miedos, puedes tratar de responder a
preguntas tales como:
¿Qué
frena el logro de mis objetivos?, ¿Qué me hace sentir inseguro y temeroso?, ¿Me
asusta el rechazo de los demás, el fracaso, el cambio, la pérdida de poder o influencia, no llegar a fin de mes, no cumplir las
expectativas de personas cercanas, no volver a encontrar trabajo, perder mi
empleo, .…?
Considero
que, en la mayoría de las ocasiones, necesitamos el apoyo de otras personas para
superar algunos de nuestros miedos. Aceptar
el miedo y buscar apoyo es el primer paso. Tanto en el ámbito personal como en el empresarial existen profesionales y metodologías de trabajo que nos permiten
lograr nuestros sueños, sobrevolando el miedo (psicólogos, terapeutas, coaches,
consultores…).
Recomiendo
la lectura del libro de Pilar Jericó, NoMiedo en la empresa y en la vida.
Alienta, 2006.