“Sólo el necio confunde valor y precio”
Antonio Machado
En
el anterior post de este blog hablé sobre
la esencia como el núcleo de la marca personal, como la razón verdadera y auténtica
que nos permite ser capaces de generar una marca única. Hoy quiero hablar de los
pilares que sustentan y , a la vez, son
los muros de contención de esa fortaleza que es la esencia de nuestra marca.
Nuestros
valores son aquellos principios éticos o guías de conducta que refuerzan y “protegen”
la esencia de nuestra marca. Los hemos ido asumiendo a lo largo de nuestra
vida, y son el resultado de un gran número de influencias desde nuestra más
tierna infancia. A llegar a la edad adulta, a menudo, hacemos una revisión de
nuestros valores y , es probable que tras un ejercicio de reflexión y autoconocimiento,
decidamos con que valores nos sentimos
identificados, los asumamos como nuestros y nos
ayuden a actuar con coherencia en los diferentes órdenes de nuestra vida.
Nuestros
valores son pilares fundamentales sobre los que construir nuestra marca, como
valor no podemos pensar que tienen un precio a cambio del cual estamos dispuestos a renunciar a ellos. A veces ocurre, pero
las consecuencia emocionales y personales son con frecuencia desastrosas. En
relación con la marca personal, además dañan nuestra imagen, pues con valores
podemos ser percibidos por el otro con
consistencia, con coherencia, con unidad
y completud. Si renunciamos a ellos, no los defendemos o no los comunicamos a los demás, la percepción se
vuelve borrosa en algunos casos, en otras se distorsiona, en definitiva, pierde
valor. Es cierto, que no todas las personas que quisiéramos van a compartir o
aceptar nuestros valores, pero quiénes lo hagan podrán relacionarse con nuestro
yo auténtico y no con una versión distinta o un plagio de nosotros mismos.
Nuestros
valores guiarán nuestra estrategia de marca, ayudándonos a tomar decisiones congruentes con lo que somos, rechazando
entornos, proyectos o personas que no nos aceptan como somos o no comparten de
un modo similar nuestros principios. Por tanto, podremos dirigirnos hacia nuestros
objetivos sin perder ni renunciar a nuestra
esencia, con mayor autoconfianza y seguridad en nosotros mismos, siendo más fácil aceptar el rechazo de quien no nos entiende
y dejando una huella firme y clara en los que si nos valoran por lo que somos y por lo que
hacemos.
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