viernes, 6 de septiembre de 2013

¿CUESTIÓN DE VOCACIÓN?

La mía no es una vocación, es una misión”
Ryszard Kapuscinski


Etimologicamente la palabra VOCACIÓN proviene del latin, concretamente del vocablo VOCARE o VOCATIO, que significa  llamada, la acción de llamar y el hecho de ser llamado.

En la actualidad la palabra vocación dentro del ámbito educativo y profesional, viene a ser  aquello  que nos ha de servir de guía o impulso para seguir un determinado rumbo profesional, sobre todo elegir una profesión u oficio a la que dedicarse en el futuro.

En estos días he tenido la oportunidad de trabajar un proceso de orientación profesional (y vocacional) en una persona muy joven. Lo ocurrido en las sesiones de trabajo con él me ha hecho plantearme algunas cuestiones en torno a este concepto, y sobre todo, a cuestionar su importancia y su relación con el éxito profesional futuro.

¿Qué pasa cuando no encuentras tu vocación?, ¿ es habitual tener vocación a las 16, 18 o 20 años (edad en la que los jóvenes se ven impelidos a tomar decisiones supuestamente “trascendentales” para su futuro profesional? ¿Hasta qué punto en un entorno tan cambiante y dinámico como el actual es importante tener o no  vocación?, ¿se puede tener más de una vocación?, ¿pasión y vocación son conceptos similares?

Al respecto de  la orientación profesional en edades tempranas,  creo oportuno lo siguiente:

-          Debería ser una asignatura  transversal a lo largo del sistema educativo. Fomentar el conocimiento  no sólo de contenidos teóricos sino su  aplicación práctica en el contexto actual. Hoy día, además con medios tales como YOUTUBE, podemos acercarnos de un modo mucho más experiencial a lo que realiza un experto en una materia determinada.

-          Ir mucho más allá de conocer los itinerarios formativos y los planes de estudios. Creo que los centros de FP y las Universidades deberían “acercar” mucho más su oferta formativa a los futuros alumnos/as. Charlas, jornadas de puertas abiertas, interacción con recién titulados y profesores, son medios que ofrecen algo más allá de la tediosa información de asignaturas, créditos y dudosas salidas profesionales. Los jóvenes carecen de EXPERIENCIA, hay que acercársela para que puedan sentirse más seguros en sus decisiones.

-          Entender que casi más importante que  la asimilación de conocimientos concretos, es el  aprendizaje de habilidades, competencias y experiencias de vida. Trabajar durante una temporada en el extranjero para el aprendizaje de un idioma es, sin duda, un máster en experiencias vitales  que difícilmente se adquieren en un contexto académico. Dichas competencias y habilidades adquieren cada vez un mayor peso en el entorno laboral.

-          Superar la “titulitis”, lo “oficial” la “universitis” … para llegar a un conocimiento mucho más profundo de quienes somos, lo que nos gusta, lo  que nos motiva y se nos da bien, marcando el propio alumno los ritmos y empezando a trazar los caminos entre las alternativas disponibles y viables en cada momento.

Estoy convencida que hacer algo es mejor que no hacer nada, pues la acción precede a la motivación y no al contrario. Son las experiencias,  con sus errores y aciertos, las que nos van permitiendo ver el camino que queremos seguir o llegar a  crearlo.

En un entorno laboral como el actual, dinámico, competitivo , con diferentes formas de trabajar derivadas de las nuevas formas de comunicación, donde  el protagonismo vuelve a la “persona” por encima de las “corporaciones” y ya no podemos dejar en manos de ninguna de ellas nuestro destino profesional,… hay que romper definitivamente los corsés  que siguen atrapando a miles de jóvenes  en decisiones basadas  más en la inercia y en  A o B (Universidad vs. FP), que en una amplitud de miras,  en un escenario mucho más abierto, más cercano a la realidad posterior, donde el CRECIMIENTO  como persona es el  verdadero centro desde el que llegar a todo lo demás. Y en ese crecimiento cada uno lleva su propio ritmo.


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